viernes, 15 de julio de 2011

Su plan había sido sencillo: pasar juntos el resto de su vida.

-Grítame.
- ¿Qué?
- Lo que has oído, grítame, fuerte, muy fuerte. Grítame todo lo que no quiero oír. Todos mis defectos, las cosas que no soportas de mí. Enfádate conmigo, dime que soy una niñata mimada y quejica, que a ver si un día maduro. Dime todo eso que la gente no le dice a los demás, dime lo que verdaderamente piensas de mí. Pero después de eso, hazme un favor, solo uno. Dime que me quieres, pese a todas las cosas que me has gritado.

-Te quiero cuando tienes frío estando a 21º, adoro la arruga que se te forma aquí cuando me miras como si estuviera loca, te quiero cuando después de pasar el día contigo mi ropa huele a tu perfume y quiero que seas tú la última persona con la que hable antes de dormirme por las noches. He venido, a decirte esto porque cuando te das cuenta de que quieres pasar el resto de tu vida con alguien deseas que el resto de tu vida empiece lo antes posible y quieres recuperar todo el tiempo perdido, con esa persona. Me gusta invertir mi tiempo en ti, dicen que los buenos empresarios invierten en aquellas cosas que a la larga dan beneficios, nuestro amor los dará, en el mismo instante en el que nos atrevamos a decir con palabras lo que cada noche soñamos y decimos sin necesidad de hablar. Y es que lo más bonito que tiene mi vida son tus defectos. Te quiero incluso cuando afirmas lo que has negado. Te quiero así, solo así.